¿Qué son las maloclusiones infantiles? Definición y tipos más comunes

Las maloclusiones infantiles ocurren cuando los dientes o los maxilares no encajan de forma correcta, lo que puede afectar la apariencia y el funcionamiento de la boca. Estas alteraciones dificultan acciones como masticar, hablar o respirar con normalidad. Detectarlas en la infancia es clave, ya que el crecimiento facilita tratamientos más sencillos y eficaces que en adultos, evitando complicaciones futuras tanto estéticas como funcionales.

Causas de las maloclusiones en los niños

Las maloclusiones pueden deberse a factores hereditarios o aparecer por costumbres adquiridas en la niñez. En los casos genéticos, se relacionan con la forma del maxilar, el tamaño de los dientes o una tendencia natural al apiñamiento dental. En cambio, las causas que se desarrollan con el tiempo suelen vincularse con hábitos como chuparse el dedo, usar el chupete durante demasiado tiempo, respirar por la boca o tener una alimentación que no favorece el crecimiento adecuado de la mandíbula.

Detectar estos problemas a tiempo es fundamental, ya que algunos tienden a empeorar con el desarrollo del menor. Realizar controles regulares desde la salida de los primeros dientes permite al odontólogo identificar señales tempranas y aplicar medidas que prevengan o corrijan el problema. De esta forma, se puede guiar el desarrollo dental de manera saludable y evitar procedimientos más complicados en etapas posteriores del crecimiento.

Tipos más comunes de maloclusiones infantiles

Las maloclusiones se clasifican según la relación entre los dientes superiores e inferiores y la posición de los maxilares. Entre los tipos más frecuentes se encuentran la sobremordida, donde los dientes superiores cubren excesivamente a los inferiores, la submordida, que ocurre cuando los dientes inferiores sobresalen por delante de los superiores y la mordida cruzada, en la que algunos dientes superiores se colocan por dentro de los inferiores al cerrar la boca.

Otro tipo habitual es el apiñamiento dental, caracterizado por la falta de espacio en la boca para acomodar correctamente todos los dientes, generando alineación irregular y problemas estéticos. También se presentan las diastemas, que son espacios excesivos entre los dientes, generalmente visibles en los incisivos superiores. Cada una de estas maloclusiones puede influir en la fonación, dificultando ciertos sonidos, y en la masticación, provocando desgaste irregular de los dientes.

Gracias a la colaboración de los odontólogos expertos en odontopediatría de Calma Dental hemos sabido que las maloclusiones infantiles pueden ser detectadas desde los primeros años de vida mediante revisiones periódicas. Estos especialistas indican que la observación temprana de los hábitos orales y la estructura dental permite anticiparse a problemas más graves, reduciendo la necesidad de tratamientos prolongados en el futuro. Recomiendan que los padres vigilen la posición de los dientes, la forma de morder y la respiración de sus hijos, y acudan a revisiones cada seis meses para garantizar un desarrollo armónico de la boca.

¿Cuáles son las principales señales?

Hay ciertos indicios que pueden indicar que un niño presenta una mala alineación dental. Entre los más frecuentes se encuentran la dificultad para masticar alimentos duros, el dolor en la mandíbula o en la cabeza y los dientes que no encajan de forma correcta o que se amontonan. También es común que los pequeños con este problema respiren por la boca o mantengan hábitos como chuparse el dedo durante mucho tiempo, lo que impide un desarrollo adecuado de los huesos faciales.

Otra señal importante puede ser la dificultad al hablar o un ritmo más lento en el aprendizaje del lenguaje. Algunos tipos de mordida, como la sobremordida pronunciada, pueden afectar la pronunciación de ciertos sonidos, mientras que la submordida tiende a modificar la entonación y claridad de la voz. Estos inconvenientes no solo afectan la función de la boca, sino que también pueden influir en la autoestima y en las relaciones con otros niños.

Reconocer estos síntomas en las primeras etapas de crecimiento permite actuar de forma temprana y aplicar tratamientos que eviten complicaciones futuras. Una revisión dental oportuna ayuda a corregir el problema antes de que afecte la forma de hablar, comer o sonreír, mejorando la calidad de vida del niño.

Principales señales de alerta

Hay señales claras que pueden indicar problemas en la alineación dental de los niños. Entre ellas se encuentran la dificultad al masticar, molestias en la mandíbula o la cabeza y dientes que se cruzan o no encajan al cerrar la boca. La respiración por la boca y los hábitos como chuparse el dedo durante mucho tiempo también muestran que el crecimiento mandibular no es el adecuado.

Algunos pequeños presentan dificultades para hablar o tardan más en desarrollar el lenguaje por esta causa. Una mordida superior muy pronunciada puede afectar la pronunciación de sonidos como la “s” o la “t”, mientras que una inferior alterada cambia el tono de la voz. Reconocer estos indicios de forma temprana permite actuar a tiempo y evitar consecuencias funcionales y sociales.

Tratamiento de las maloclusiones infantiles

El reconocimiento de las maloclusiones infantiles se lleva a cabo mediante revisiones clínicas, radiografías y modelos dentales. Los odontopediatras estudian cómo encajan los dientes y los huesos de la cara, determinando el tipo y la severidad del problema. Cuando las alteraciones son leves, se opta por controles regulares; en casos más serios, se utilizan dispositivos ortopédicos o férulas especiales para corregir la posición dental.

El tratamiento se adapta a la edad y a la causa del desequilibrio. Los aparatos removibles ayudan a guiar el desarrollo de los maxilares y a eliminar malos hábitos orales. En situaciones más complejas, se aplican brackets que ordenan los dientes de forma progresiva. Actuar a tiempo mejora la función masticatoria y favorece la confianza del niño en su sonrisa.

¿Cómo es el impacto a largo plazo?

Si los problemas de mordida infantil no se corrigen a tiempo, pueden causar complicaciones importantes en la adultez. Entre ellas se encuentran el desgaste dental, el dolor mandibular constante, los dolores de cabeza y las dificultades para masticar correctamente. También pueden afectar la apariencia facial, lo que influye en la autoestima y en las relaciones personales.

En algunos casos, la alineación incorrecta de los dientes facilita la acumulación de placa, lo que favorece enfermedades en las encías. Detectar y tratar a tiempo estos problemas garantiza una boca sana y una mordida funcional.