El mundo de la traducción abarca numerosas disciplinas, cada una de ellas con sus consiguientes subdivisiones, y muchas veces todas estas profesiones quedan invisibilizadas porque se piensa que cualquier traductor puede encargarse de realizar todas las traducciones distintas que se le presenten de la misma manera. Lo cierto es que esta idea es falsa, pues se trabaja por especializaciones.
Esto implica que existen traductores específicos para todo tipo de ámbitos, como pueden ser la traducción literaria, la traducción audiovisual, la traducción científico-técnica, la traducción pública, o la traducción jurada, entre otras. Existe un traductor para cada una de estas traducciones, ya que los traductores se especializan en el ámbito en el que van a trabajar y es muy complejo que un traductor pueda abarcar todas estas áreas, ya que cada una de ellas cuenta con una terminología concreta.
Por este motivo, dentro incluso de la traducción relacionada con el ámbito legal es fácil hallar diversos tipos de traducciones con sus características. Si te interesa conocer más en detalle este mundo de la traducción jurídica, te hablamos más en profundidad sobre los distintos tipos de traducciones que existen, cómo puedes llegar a ser traductor jurídico y cuáles son algunos de los documentos más habituales que les encargan a los traductores jurados en su trabajo en el día a día.
¿Qué es la traducción judicial?
La traducción es una herramienta esencial para muchos ámbitos empresariales, ya que permite la comunicación entre dos partes que hablan lenguas distintas. Es por esa razón que existen numerosas modalidades de traducciones que se adaptan completamente al entorno en el que se trabaja, como es el caso de la traducción relacionada con la ley.
Por este motivo, es posible encontrar diversos tipos de traducciones en este mismo ámbito y que muchas veces tienden a confundirse como son la traducción jurada, la traducción judicial y la traducción jurídica. Lo primero que tienes que saber para comprender en qué consiste una traducción judicial es diferenciar estas tres profesiones, de modo que te explicamos a continuación a que se acoge cada definición:
- Traducción jurídica: Suele ser la que se emplea con carácter generalizado, ya que esta especialidad abarca todo tipo de textos que están relacionados de una forma u otra con la ley, y que requieren el traspaso de la información de un idioma a otro. Por ejemplo, un servicio de traducción jurídica podría acoger tanto acuerdos legales como artículos sobre temas legales, libros de texto sobre leyes, manuales de leyes y cualquier otro texto legislativo similar.
- Traducción jurada: También se la conoce con el nombre de traducción oficial, pública, legal o certificada. Esta se distingue de las otras dos porque está trabaja con documentos firmados por un traductor jurado el cual autoriza en nombre de una oficina extranjera la traducción del tipo de un documento oficial de modo que esta contenga un estatus formal de cara a las autoridades. Por ejemplo, hablamos de traducción de certificados de nacimiento, de contratos comerciales, de documentos legales, etcétera.
- Traducción judicial: Por último, la definición que más nos interesa es la que abarca cualquier traducción que está relacionada con algún documento que forma parte de un procedimiento judicial. En este caso nos referimos a todo tipo de escrituras de propiedad, a una demanda, a una sentencia, etcétera. En muchas ocasiones, por la modalidad de algunos documentos, este tipo de traducción puede solaparse con la traducción jurada, lo que significa que es posible que estos dos profesionales trabajen de forma conjunta o que un mismo traductor especializado en ambas áreas pueda encargarse de trabajar con el documento de forma doble.
De esta forma, una vez que ya conoces las diferencias principales entre estos tipos de traducciones, es posible que en alguna ocasión puedan coincidir los profesionales o que un mismo traductor se encargue de traducir en diversos ámbitos. Pero, por lo general, se suele trabajar con un traductor específico para una de estas áreas, ya que, como hemos comentado, la terminología varía en cada una de ellas, haciendo que sea muy complejo tener un conocimiento tan extenso para abarcar todas las traducciones legales que existen.
Características de la traducción jurídica
Tal y como hemos comentado en el punto anterior, la traducción jurídica simplemente se encarga de traducir textos de carácter jurídico-administrativo de una lengua a otra para regular un acuerdo entre una empresa o varios particulares. De esta forma, es la que abarca textos que han sido redactados por profesionales del ámbito del derecho y que cuentan con una especificidad y tecnicidad en los vocablos que utilizan, pues hablamos de documentos con una fraseología y terminología muy concreta.
Todo esto supone que, aunque la traducción jurídica pueda parecer Igual de sencilla que otro tipo de traducciones, lo cierto es que es una de las más complejas, pues hablamos de que al traducir documentos jurídicos no solo se debe de tener en cuenta el sentido y la definición de cada palabra en cada uno de los idiomas, sino también las connotaciones legales de cada una de ellas. Esto se explica porque en cada país existe un sistema jurídico legal que funciona de diferente manera, por lo que no todo tiene una traducción sencilla ni literal, y los traductores deben de saber todos estas precisiones para poder utilizar los documentos con una validez legal adecuada.
Los sectores jurídicos en los que puede aplicarse la traducción jurídica son por ejemplo el derecho administrativo, el derecho internacional, el derecho penal, el derecho procesal, el derecho constitucional, el derecho sanitario, el derecho medioambiental, el derecho comercial, el derecho informático, etcétera.
Por consiguiente, si hablamos de los ejemplos de documentos que pueden ser traducidos por traductores jurídicos nos encontramos ante ejercicios como documentos laborales, escrituras, poderes notariales, testamentos y fideicomisos, sentencias judiciales, etcétera. Además, los documentos con carácter de traducción jurídica pueden llevarse a cabo por profesionales que trabajen por cuenta propia o por agencias de traductores jurados, de modo que este profesional tiene diversas vías o trabajo.
Si tienes dudas respecto algún documento con el que necesitas trabajar y no tienes claro si debes encargar una traducción jurídica, jurada o judicial puedes ponerte en contacto con una agencia de profesionales como https://geajuridicas.com/, especializada en el derecho digital, en el derecho mercantil, en el derecho sanitario, en el derecho ambiental, en el derecho financiero y en el derecho de comercio exterior, y que seguro que se encargará de ayudarte con sus servicios de traducción jurídica.
¿Quién puede ser un traductor jurídico?
A la hora de hablar de la trayectoria que debería de tener un traductor jurídico es necesario comprender que esta figura profesional necesita estar versado tanto en el ámbito de las leyes como en el ámbito de la traducción para poder tener conocimientos sobre ambos campos y realizar un trabajo adecuado.
De esta manera, lo habitual es que se acceda a esta profesión de traductor jurado por una de las dos vías posibles: o bien estudiando un grado doble en Traducción y en Derecho o, por contra, obteniendo la titulación de Derecho y después especializándose con un máster como traductor como primera opción o sacándose la carrera de Traducción e Interpretación y después cursando un máster para obtener la especialización en el ámbito jurídico como segunda opción.
A día de hoy, existe una gran variedad de másteres y de cursos especializados que sirven para formar a profesionales en este ámbito y que permiten diversas especializaciones. Sin embargo lo más esencial para poder considerarte apto para trabajar como traductor jurídico es que cuentes con una formación en Derecho en las dos lenguas de trabajo en las que piensas traducir y que además tengas formación en traducción e interpretación y traducción jurídica.
Además de todo, es esencial que si también quieres llegar a convertirte en traductor jurado accedas a este puesto de forma legal a través del examen que convoca la Oficina de Interpretación de Lenguas como parte del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación para que legalicen tu condición como abogado jurado. El examen se compone de distintas fases en las que se pone a prueba el conocimiento del futuro traductor jurado como son una prueba de gramática y terminología, otra sobre conocimientos jurídicos, otra sobre gramática y terminología y la última sobre conocimientos generales de la traducción.
¿Qué documentos necesitan una traducción jurídica especializada?
Lo primero que hay que entender para conocer los documentos que necesitan una traducción jurídica especializada es que cualquier documento que se haya redactado por un experto en derecho, sea este un abogado, un juez, un asesor legal o un funcionario público, es susceptible de ser traducido por un traductor jurídico profesional en el caso de que debe de trabajarse con dicho documento de forma internacional.
Por este motivo, los documentos más habituales que suelen encontrarse en esta área de trabajo son los que mencionamos a continuación:
- Escrituras y estatutos sociales.
- Decisiones jurídicas.
- Normativas y legislaciones extranjeras.
- Cualquier documento que se relacione con la propiedad intelectual o industrial.
- Fideicomisos y testamentos.
- Documentos de empresa.
- Procedimientos arbitrales y judiciales.
- Informes periciales o informes de pólizas de seguro.
- Cualquier tipo de documentación laboral.
- Escrituras y poderes notariales.
- Contratos financieros y de compraventa de todo tipo.
Además de todo esto, también pueden entrar dentro de este apartado todos los textos legales o financieros en los que se creen obligaciones o derechos para una de las dos partes implicadas, por lo que este tipo de documento también necesitará un tratamiento de traducción jurídica en el caso de que desee llevase a cabo entre dos partes con lenguas distintas.